LA SOLEDAD DEL PODER


 



Por Alfredo Bielma Villanueva

CAMALEÓN

 
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El poder embelesa a quien lo ejerce, obnubila su pensamiento, lo transforma y lo colma de prebendas, pero a cambio cobra con intereses de rango histórico y al final es difícil el tránsito hacia el ostracismo. No es como lo pintan, el poder es un arma de dos filos si el hombre que lo ejercita no está preparado para mantenerlo entre sus manos. En la mente del hombre del poder, cuando existe compromiso social, destaca la idea de trascender a través del beneficio colectivo, en cambio, si todo es afán patrimonialista el menor desafío acongoja.

La historia de México y la universal enseñan las descarnadas paradojas del poder. Juárez y Maximiliano sufrieron la soledad del poder, el primero en su trashumante destino aunado al de un país que luchaba por su libertad, el segundo atraído por las luces de un ofrecimiento prendido en las hipótesis, que pronto se le reveló en una realidad distinta, muy opuesta a la ofrecida por quienes lo invitaron a la aventura. Juárez sufriendo la pérdida de dos de sus hijos, impedido por sus circunstancias para asistirlos en el postrer momento y sin esperanzas de acompañar en su dolor a la abnegada esposa a cuyos cuidados estaba la familia; Maximiliano, sin la oportunidad de acompañar a Carlota, cuya razón enajenada, extraviada y resentida por la desconfianza la llevó al Vaticano, en donde la alcanzó la muerte. Qué decir de Napoleón Tercero, quien buscando ensanchar sus dominios allende el atlántico sembró las condiciones para la derrota francesa frente a una Prusia Bismarkiana en busca del espacio vital para dominar Europa, tuvo que emigrar a Inglaterra con su derrota acuestas.

Quién no recuerda al Díaz Ordaz del movimiento del 68, solo, asumiendo enhiesto su responsabilidad política con la sobriedad y la adustez de quien intentó hacer un buen gobierno, pero al que las circunstancias impidieron el paso a la historia por la puerta grande. Y el Porfirio Díaz anonadado, ya decrépito, que no alcanzaba a entender las razones del hartazgo nacional que le reclamaba su inmediata salida del poder. ¿Alguien pudiera imaginar la profunda soledad que agobia al gobernador guerrerense, Ángel Aguirre, en estos momentos aciagos para su gobierno, abandonado por el partido que lo llevó al poder, denostado por su pueblo, sin apoyos en el gobierno de Peña Nieto tras de hacerle un vacío sideral?
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Cuando las presiones arrecian ponen a prueba al hombre en el poder, no son muchos quienes las resisten con gallardía y aplomo. Pero sin duda son las circunstancias las que orientan la conducta del gobernante, por esa vertiente habría que buscarle el modo a las declaraciones del gobernador Duarte de Ochoa en torno a la inseguridad que vive Veracruz y sus reacciones sobre el tema en momentos previos a eventos de trascendencia nacional, como son los Juegos Centroamericanos y del Caribe y la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno que ya están encima.

Es incuestionable que el gobernador veracruzano tiene sobre sí una enorme presión anímica, en lo individual, adicionalmente económica y política en lo que refiere a su gobierno. Así es posible suponerlo, ¿cómo mantenerse en calma ante el evidente retraso en la terminación de los escenarios deportivos? requiere de un temple que no siempre es posible mantener, y advertir que pese a los esfuerzos no se logra una percepción ciudadana favorable en materia de seguridad desequilibra el ánimo del más templado, quizá por este hipotético motivo haya expresado una opinión sobre la inseguridad pública que vive la entidad, que no se corresponde con la percepción que tiene la mayor parte de los veracruzanos, que es finalmente la que cuenta.

La desafortunada declaración del gobernador este 15 de octubre, que ya es tema de lúdicas expresiones en las redes sociales, repite lo que ya había expresado el ejecutivo estatal el 11 del pasado mes de marzo: “hoy por hoy en Veracruz no hay extorsiones, no hay balaceras y no hay secuestros… hoy por hoy, Veracruz se desarrolla en un ambiente de plenitud”. Entonces, como ahora, era obvio que su expresión no se acompañaba con la realidad pues el Sistema Nacional de Seguridad Pública registraba 38 extorsiones, 29 secuestros y 101 asesinatos dolosos, de los cuales 38% fueron perpetrados con armas de fuego. De esos delitos, cabe destacarlo, 10 secuestros, 12 extorsiones y 25 asesinatos fueron cometidos en enero de 2014. Y el propio Secretario de Seguridad Pública en el Estado lo reconocía: “Uno de los delitos que más dañan a la sociedad es el secuestro y la violación. Esos son los delitos en los cuales la Policía estatal está poniendo todo el interés y atención para crear una estrategia enfocada a resolver el problema del secuestro”.

Ahora el gobernador lamentablemente expresa: “Antes se hablaba de balaceras, antes se hablaba de asesinatos, antes se hablaba de participación de lo organizado, ahora hablamos de robos a negocios de donde se robaron un Frutsi y unos Pingüinos de un Oxxo".

Es incuestionable que los ánimos desde el gobierno deben serenarse, una sociedad requiere de acertada conducción y si quien la guía no guarda templanza precisamente cuando el barco navega en mar proceloso, la tripulación y los pasajeros pudieran entrar en pánico. Ese sería un escenario nada recomendable, porque a nadie conviene.

alfredobielmav@hotmail.com    sociedadtrespuntocero.com

19-octubre-2014
 
*imagen/redes sociales
**imagen/Mariano Narodowski